Juan Gabriel Vázquez: La importancia de recordar el pasado
Juan Gabriel Vázquez se ha consagrado en los últimos años como uno de los escritores más destacados no sólo de las letras colombianas, sino de las letras hispanoamericanas. La primera vez que me tope con él, fue en 2013, a la biblioteca de mi colegio llegaron una serie de libros nuevos y por supuesto yo fui muy emocionada a verlos, el título fue lo que capturo mi atención "El ruido de las cosas al caer", no sabía entonces lo que se ahora, pero el libro me hizo comprender más la época de la violencia de los 70's a 90's, la guerra contra el narcotráfico.
Pasaron los años y Vázquez se ha consagrado más como escritor, quería leerlo de nuevo, así que de navidad pedí un libro suyo, cualquiera de los últimos publicados, sabia que todos exploraban más ha fondo la violencia en Colombia, pues había leído este fragmento de Zenda, una página de reseñas de libros "Si en los informantes Vázquez hundió las teclas de su ordenador en el silencio de quienes encubrieron a los nazis en Colombia, en el ruido de las cosas al caer reflejo la violencia del narcotráfico, y en la forma de las ruinas exploró la manera en que la violencia pasa de generación en generación, en canciones para el incendio se vale del cuento para capturar la tragedia precisa...un infierno que queda muy lejos pero que habita muy cerca...una hoguera que alumbra en la oscuridad" sabía que mi perspectiva cambiaría porque sé muchas cosas que en ese entonces no sabía.
Me regalaron "Canciones para el incendio" una recopilación de cuentos de personas que han sido tocadas de alguna forma por la violencia, de los cuentos; los que más llamaron mi atención fueron los muchachos, me hacen replantearme muchas cosas, la curiosidad que sienten por la violencia, como hacen de esta su forma de vida, no conocen otra cosa, aunque sus padres levantan muros en el intento de aislarlos de ese mundo, pero como dice Vázquez en la entrevista que mencioné "Ese cuento es la metáfora de una generación, la mía, que respiró y bebió violencia sin darse cuenta. Crecimos impregnados de una violencia azarosa e impredecible que nos cambió por dentro y modificó nuestra manera de entender y estar en el mundo. Yo quería explorar las implicaciones de todo eso." Vázquez va más allá y explora no solo la herencia de generación en generación, sino que plantea que la violencia "Tiene una misteriosa capacidad para afectar y moldear nuestras vidas, a pesar de haber ocurrido hace muchas décadas. Se hereda y se transmite, también se manifiesta en sus consecuencias.", Yo las he visto, las consecuencias, en mis pacientes y se de lo que habla, puede parecer que como el cuento de los muchachos Vázquez tiene una curiosidad malsana por la violencia, quiere recordarla, quiere entenderla, quiere exponerla, uno podría preguntarse ¿Es esto sano?, ¿Está esto bien? Vázquez responde con otro cuento: "Canciones para el incendio" y la respuesta es: no es muy sano... Pero es necesario, es necesario dar voz a los que fueron silenciados, es necesario recordar las atrocidades del pasado, para no volver a caer en ellas, es necesario reconstruir nuestras raíces para entendernos como pueblo, puede parecer morboso explorar en el pasado, pero es doloroso y agradezco a Juan Gabriel, no solo reconstruir hechos como cronista, sino que se implique en ellos como novelista, porque se implica y le duele y eso está más que claro, en frases como está "Porque este es el único consuelo que tenemos nosotros, los hijos de este país incendiado, condenados cómo estamos a recordar y averiguar y lamentar, y luego a componer canciones para el incendio."
En ese sentido yo soy más soñadora que Vázquez y hay algo que me llena de esperanza... Todos sus escritos son a base de recuerdos... La violencia para Vázquez se debe quedar en el pasado y entones yo sueño que algún día las nubes grises se descarguen y laven la sangre derramada sobre esta tierra y apaguen el fuego y entonces brille el sol en lugar del fuego y entonces, solo entonces los colombianos dejemos de cantar canciones para el incendio, dejemos de apreciar impotentes la forma de las ruinas, dejemos de escuchar el ruidos de los proyectiles al caer y sólo tengamos que volver la vista atrás para ver qué los tiempos de ahora son mejores y que el pasado fue solo un mal sueño.
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