El arte poética según Borges
Jorge Luis Borges es un gran poeta Argentino, uno de sus poemas más conocidos, es este sobre el que quiero hablar hoy, que también se encuentra en el libro que mencione en la entrada sobre los haikus: antología de la poesía Colombiana e Hispanoamérica, el poema empieza así:
Mirar al río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
Este poema lo he leído varias veces, siempre me parece hermoso que Borges se atreva a comparar el arte con la perfección de la naturaleza, que vea en el arte y en la escritura el medio para inmortalizar sus sueños y sus anhelos, un instrumento para conocer su verdadero ser, un fuente infinita de felicidad y placer, que pueda evolucionar, crecer y hacernos mejores lectores, escritores y personas, pero sobretodo uno de los puntos que más me gustan del poema es la comparación de lo que representa Itaca para Odiseo con el arte mismo, y si es que la arte no es necesariamente algo deslumbrante, la poesía no siempre lo es, pero si es algo que se queda con nosotros eternamente, cada verso, cada frase nos cambian, nos marcan y nos hacen reflexionar, sobre quienes somos, sobre lo que queremos y sobre nuestra existencia, sobre lo que podemos lograr como especia, sobre las cosas lindas que podemos hacer, sobre lo similares que somos, sobre lo que podemos llegar a sentir, sobre nuestra compleja forma de comunicarnos y expresar nuestros pensamientos al mundo; porque el arte también nos permite eso, nos permite entender al otro, apreciar las diferencias a través del tiempo y la cultura y descubrir, construir a través de diferentes perspectivas nuestro universo de significados.
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